Monto destinado a nueva infraestructura y producción del recurso hídrico aumentó 65% respecto de 2017. Las obras relacionadas con Aguas Andinas para la Región Metropolitana explican el 55% de dicho monto, indica Andess. La cantidad de clientes de las compañías bordea los 5,5 millones, 28% más que hace una década.
Las empresas sanitarias han aumentado sus esfuerzos en los últimos años para asegurar el suministro de agua potable a los usuarios en medio de una creciente demanda y de los cada vez más frecuentes eventos relacionados con el cambio climático que ponen en riesgo la continuidad del servicio.
En esa línea, las compañías del sector invirtieron más de $100 mil millones, equivalentes a unos US$ 150 millones, durante 2018 en el desarrollo de infraestructura y producción de agua para mantener la calidad del servicio que prestan a los cerca de 5,5 millones de clientes que existen a nivel nacional, cifra que es hasta un 28% superior a los 4,28 millones de usuarios de hace una década (2008).
Así lo revela un análisis de la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess), entidad que indica que la inversión total del año pasado supera en 65% a la de 2017. Esa alza se explica por las obras de seguridad de Aguas Andinas, la ampliación de la capacidad en la desaladora de Aguas Antofagasta y, en menor medida, por la compra y transporte de agua en zonas afectadas por escasez hídrica.
Andess precisa que las obras de Aguas Andinas representan un 55% de la inversión global del sector en el 2018 y recuerda que el Gran Santiago -donde opera esa firma- concentra hasta el 40% de los hogares abastecidos por la industria. Dicha sanitaria trabaja hoy en Pirque en un plan de US$ 100 millones que operará desde 2019, con el que se busca elevar de 11 a 34 horas la autonomía del suministro.
«La mayor demanda por crecimiento demográfico y el incremento de la frecuencia de eventos asociados con el cambio climático han generado un cambio en el foco de las inversiones de la industria», señala la presidenta de Andess, Jéssica López. Añade que «si hace cinco años los esfuerzos iban a crear capacidad de tratamiento de aguas servidas, hoy buscan satisfacer la mayor demanda y asegurar la provisión de agua potable en un entorno cada vez más exigente».
En qué se gasta
El gremio de las sanitarias comenta que las empresas no solo han invertido para contar con agua suficiente ante eventos que pueden interrumpir el suministro -como ocurrió en Santiago con las lluvias de abril de 2016-, sino también para enfrentar la persistente sequía.
En 2018, las inversiones de esta industria, solo en producción de agua potable y seguridad del abastecimiento, ascendieron a $91 mil millones, 53% más que en 2017.
En el detalle, esa cifra considera nuevas fuentes de agua mediante la construcción, reemplazo y habilitación de sondajes (pozos); desarrollo de estanques, tranques y nuevas obras de captación, y plantas de potabilización y centrales elevadoras de agua potable durante cortes de energía eléctrica, entre otras iniciativas.
Por otra parte, para paliar el déficit hídrico en zonas vulnerables, las compañías destinaron unos $10 mil millones al arriendo de derechos de aprovechamiento, compra y transporte de agua cruda, y también a campañas de educación para el uso responsable del agua. Esa cifra representa un fuerte incremento respecto de los $1.774 millones de 2017 para esos mismos segmentos.
Verano 2019 «desafiante»
Estas inversiones de las sanitarias también buscan asegurar el abastecimiento de agua potable en la temporada de mayor demanda, que es precisamente en el verano que acaba de comenzar.
«El panorama hídrico de los meses de verano es desafiante, pero en principio no se prevén grandes problemas. Sin perjuicio de ello, las compañías se han preparado para enfrentar escenarios complejos y cuentan con planes de emergencia para asegurar el suministro», explica Jéssica López.Verano
Esta temporada es la más desafiante para la industria, aunque no se prevén problemas.
Miércoles 26 de diciembre de 2018.
Por Marco Gutiérrez V.
Fuente: Economía y Negocios / El Mercurio