De acuerdo con las mediciones realizadas en la meseta Barroso, la disponibilidad de agua sería hasta un 25% inferior a la del año pasado.
Un noveno año seco es el que se aproxima según los actuales niveles de nieve acumulada en la cordillera de los Andes, principal abastecimiento de agua para ríos y afluentes del país.
Ayer, la ministra de Energía, Susana Jiménez, participó de las tareas de medición en conjunto con el director ejecutivo del coordinador eléctrico, Daniel Salazar, labores que se efectúan en la meseta Barroso, en la Región del Maule. Estos trabajos se realizan desde hace 60 años y sirven como fiel reflejo del desempeño que tendrán los afluentes de la cuenca del Maule, responsable de un 25% del agua utilizada y la más importante del país junto con la del Biobío.
Si bien aún resta una medición final en septiembre, los niveles de nieve catastrados son equivalentes en agua a unos 450 mm, lo que es hasta un 25% menor que lo visto en el mismo período del ejercicio anterior, y un 35% menor que el promedio histórico para estos meses. Ello adelanta que para el año hidrológico, que va de abril a marzo, existirá menos agua disponible para el riego y la generación eléctrica.
“El hecho de que haya un año hidrológico más seco incide en los costos de generación del sistema. La fuente hidroeléctrica es competitiva, por tanto, cuando tenemos años secos eso incide en la operación”, explicó la ministra Susana Jiménez. Una de las consecuencias de esta disminución será en el alza del precio en el mercado spot , aquel donde generadoras intercambian energías deficitaria o excedentaria, lo que no necesariamente incide en las cuentas de la luz de los clientes regulados. Estos últimos cuentan con un precio establecido en contratos anteriores.
Otra de las consecuencias de un menor aporte hidroeléctrico es una mayor penetración de centrales térmicas, las que representan sobre el 40% de la matriz energética del país.
Ante este escenario y buscando adaptarse a la masificación del uso de las energías variables, como la eólica y solar, en el ministerio explican que están abocados a analizar qué cambios se requieren para adoptar este tipo de tecnologías, y que el ingreso de estas fuentes se haga de manera segura y competitiva. “Se necesita introducir flexibilidad al sistema, y eso dice relación con reconocer los atributos de la energía renovable y, por ejemplo, impulsar una revisión de la reglamentación de los servicios complementarios”, explica la ministra.
Fuera de riesgos
Consultado por posibles efectos en el sistema, el director ejecutivo del coordinador eléctrico, Daniel Salazar, descartó de plano alguna amenaza para el funcionamiento de la operación. “No existe ningún riesgo para el sistema eléctrico, sino que con estas variables se toman las mejores decisiones operacionales en la temporada de deshielo, y también para enfrentar el año entrante con niveles de reserva que den garantía del abastecimiento de la demanda”.
La autoridad apunta a que ya han sido 8 años en los que el sistema ha enfrentado condiciones hidrológicas bajas y cercanas a ejercicios secos, “por lo tanto el sistema tiene un mix mucho más diversificado, tiene más recursos y se ha adaptado a esta condición de afluentes por debajo de lo normal”, comenta Salazar.
Martes 28 de agosto de 2018
Fuente: Impresa.elmercurio.com