El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año a partir de 1993, en conformidad con las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, como un medio de llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la necesidad de cuidar este recurso.
Chile vivió en enero de 2017 el peor de los incendios forestales de su historia, lo que aprendimos se llaman tormentas de fuego. Estos incendios afectaron simultáneamente a 7 regiones en la zona centro-sur de nuestro país, dejando como saldo más de 570.000 ha quemadas, de las cuales un 25% corresponde a bosque nativo y matorrales y 56% a plantaciones exóticas de pino y eucalipto, sin mencionar las casas quemadas y personas damnificadas.
Y no es que en Chile nunca hayan incendios, cada año se queman muchas hectáreas de bosques y plantaciones, sin embargo durante esta temporada actuaron varios factores en conjunto, como la sequía que favoreció la combustión, fuertes vientos, muy altas temperaturas producto del cambio climático y el factor humano: los incendios fueron causados, sea de forma intencional o por accidente. Pero también, hay que decirlo, incidieron las masivas plantaciones de pinos y eucaliptos en monocultivos, especies altamente combustibles que secan las fuentes de agua, que junto a los factores antes mencionados crearon la tormenta perfecta, casi se quema todo Chile.
El incendio sacó a luz el modelo forestal chileno, enfocado en ganancias a corto plazo, sin considerar los impactos a la vida humana, a los ecosistemas y la biodiversidad. Estos árboles exóticos estaban plantados muy cerca de cursos de agua, de casas, sin caminos para que la gente pudiera escapar.
En el congreso se tramita el proyecto de Ley de Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. Chile Sustentable y otras organizaciones están haciendo el seguimiento parlamentario a esta iniciativa que se encuentra en la Comisión de Medio Ambiente del Senado. Chile es un país muy rico en biodiversidad, 85% de su flora es originaria de Chile. La pérdida del bosque nativo por incendios ocurrió en la zona centro sur del país que posee una biodiversidad de importancia mundial, lo que se llama una zona caliente o hot spot de biodiversidad. Entre las especies endémicas de bosque nativo de la zona, se encuentra el ruil, el queule, el lleuque y belloto del sur. También esta zona posee especies de animales nativos y endémico de altísimo valor, como los gatos silvestres, los zorros, especies de anfibios y peces, entre otras, muchas de baja movilidad, que se vieron muy afectadas por los incendios.
Pienso en la copia feliz del Edén, me dirán utópica, pero no me importa. Con estos incendios recordé a mis queridos amigos del Comité Nacional de Defensa de la Fauna y Flora, Codeff, la ONG ambiental más antigua de Chile, y donde me inicie en el mundo ambiental. Recuerdo en los años noventa, cuando el equipo forestal valientemente denunciaba el modelo forestal, cuando quemaban los bosques para plantar pinos, plantaban pinos muy cerca de los cursos de agua o en pendientes fuertes o cuando cortaban alerces milenarios. También recordé a Defensores del Bosque Chileno, con su libro la Tragedia del Bosque Chileno. Todo lo que ellos decían sigue vigente, este megaincendio saco a luz la locura del modelo forestal chileno.
Es lamentable que este país no valore su patrimonio natural, el proyecto de ley fue recortado y minimizado en su paso por los ministerios productivos, y en la situación de pérdida de biodiversidad que hemos vivido este año y años anteriores, se hace aún más imperioso sacar una buena ley, que realmente proteja nuestro patrimonio natural, no solamente dentro de las áreas protegidas, sino en todo el país, y que Chile se decida a un desarrollo basado en el uso sustentable de sus recursos naturales. El país debe cambiar su mirada extractivista obsoleta, a la de un desarrollo sustentable que beneficie a todos, y no a los grandes intereses comerciales. El proyecto de ley no asume este desafío, deja este tema a los ministerios con tradición extractivista, pesca, agricultura, forestal, minería y hacienda.
Y que tiene que ver el agua con los incendios y la ley de biodiversidad, pues mucho, sin agua no hay vida ni bosques ni biodiversidad, este mega incendio sacó a luz que debemos primero priorizar el agua para uso humano y saneamiento, varias poblados que se quemaron estaban rodeados de pinos, y solo tenían acceso a agua por camiones aljibes, ellos relatan su impotencia por no contar con el agua indispensable para apagar las llamas.
Por esto se requiere replantear el modelo forestal, no es posible tener inmensas extensiones de plantaciones altamente combustibles y menos aún en este escenario de cambio climático. El modelo forestal chilenos no es y nunca fue sustentable. Es la oportunidad de hacer una reforestación con bosques nativos, pues donde hubo plantaciones forestales, antes había bosque nativo que fue sustituido, a veces quemando y replantando por especies exóticas. Es la oportunidad que tiene el país de devolverse de sus malas políticas forestales, de permitir que se restaure la vegetación original, de tener bosques nativos que retienen agua, que son húmedos y no secan las napas, de permitir que los animales nativos y endémicos, muchos de ellos amenazados por perdida de hábitat y desplazados por las plantaciones e incendios, puedan contar con nuevos hábitats que les permitan multiplicarse y expandir su distribución actual, que los cursos de agua se vuelvan a llenar de este precioso elemento que permita la vida humana, se recupere el acceso al agua de las comunidades indígenas y locales, que les permita tener sus cultivos tradicionales que se han perdido.
La reforestación debe planificarse, no es posible volver a extensos paños de plantaciones homogéneas, ya sabemos que el modelo es vulnerable a incendios y peligroso para el país. No es posible dejar al arbitrio de los dueños de los predios quemados escoger con que especies quieren reforestar. La restauración ecológica de estas zonas debe realizarse con una alta diversidad de especies nativas, evitando extensos monocultivos de especies exóticas, protegiendo las poblaciones humanas, los cursos de aguas, las zonas agrícolas, creando zonas de protección para los bosques nativos y zonas de amortiguación. El Instituto de Ecología y Biodiversidad, la Sociedad de Ecología de Chile y la Red Restauremos Chile han expresado que el paisaje actual de Chile centro-sur (Santiago a Bío Bío), representa un serio riesgo para la seguridad de las poblaciones humanas y hogares, actividades productivas y la biodiversidad de los matorrales y bosques nativos frente a olas de calor extremo, periodos de sequía prolongados y quemas accidentales o deliberadas.
Pienso en la copia feliz del Edén, me dirán utópica, pero no me importa. Con estos incendios recordé a mis queridos amigos del Comité Nacional de Defensa de la Fauna y Flora, Codeff, la ONG ambiental más antigua de Chile, y donde me inicie en el mundo ambiental. Recuerdo en los años noventa, cuando el equipo forestal valientemente denunciaba el modelo forestal, cuando quemaban los bosques para plantar pinos, plantaban pinos muy cerca de los cursos de agua o en pendientes fuertes o cuando cortaban alerces milenarios. También recordé a Defensores del Bosque Chileno, con su libro la Tragedia del Bosque Chileno. Todo lo que ellos decían sigue vigente, este megaincendio saco a luz la locura del modelo forestal chileno.
Por María Isabel Manzur, Publicada en El Mostrador