El terremoto recién ocurrido revive cuestionamientos al proyecto hidroeléctrico Central Río Cuervo, que la empresa Energía Austral busca materializar en la zona de Aysén, donde se encuentra la falla geológica Liquiñe-Ofqui.
El Consejo de Defensa de la Patagonia (CDP) alerta que el terremoto 7,6 recién ocurrido, cuyo epicentro fue la Isla de Melinka en la región de Aysén, es un nuevo e importante antecedente sísmico de los que no han sido debidamente evaluados por Energía Austral (Glencore y Origin Energy), al proponer el proyecto hidroeléctrico Río Cuervo (640 MW) en el área de la falla geológica activa Liquiñe-Ofqui.
“Energía Austral señala que el embalse no añade riesgos en caso de producirse el mayor sismo naturalmente esperado. Sin embargo, está demostrado en la historia sismológica reciente de nuestro país que los sismos pueden llegar a niveles por sobre los proyectados», afirmó Diego Lillo, abogado de FIMA ONG. Esto porque «la información sismológica es escasa, sobre todo en la falla Liquiñe-Ofqui, donde la propia disciplina de la sismología no es concluyente”agregó el jurista.
El riesgo sísmico justamente fue uno de los temas claves abordado por los reclamantes, abogados de ONG FIMA, Diego Lillo y Ezio Costa, en el alegato realizado el 11 de diciembre en el Tribunal Ambiental de Valdivia, donde representantes del CDP y ciudadanos de Aysén, esperan revertir la autorización obtenida por el proyecto de represas en enero 2016.
El mayor sismo analizado por la empresa para la central Río Cuervo es de 7.1 y solo se refirió a la magnitud, no a la frecuencia, en tanto no está estudiada la relación del embalse de 13.000 hectáreas proyectado en la zona, a 45 kilómetros al noroeste de Puerto Aysén, así como tampoco la respuesta de las dos represas y otras obras, ante una mayor frecuencia de sismos de magnitud.
En este sentido, es importante recordar que el enjambre sismico comenzó en enero de 2007 con temblores menores, hasta que en abril del mismo año se produjo el terremoto en el fiordo de Aysén de 6.1 de magnitud, desencadenando la remoción de terrenos y, finalmente, la muerte de 11 personas, seis de ellas aún desaparecidas. Desde esa fecha recién se empieza a monitorear la falla Liquiñe-Ofqui, por cuanto si bien se sabe que es activa y que nace en la triple unión de las placas Sudamericana, de Nazca y Antártica, aún existe muy poca información al respecto.
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