Dicho monto se desembolsaría en un plazo de cinco años, y la mitad iría a obras de reposición de redes de agua potable. El ejecutivo defendió también a la industria ante los cuestionamientos por parte de la Superintendencia del rubro.
Del mundo de las telecomunicaciones al sanitario. Ese fue el cambio de giro que dio el abogado Víctor Galilea, quien hace cerca de cuatro meses asumió la presidencia de la Asociación de Empresas de Servicios Sanitarios (Andess), reemplazando en el cargo a Guillermo Pickering.
Luego de todo ese tiempo en silencio y estudiando sobre esta industria, Galilea conversó por primera vez con «El Mercurio» como titular del gremio. El ejecutivo defendió al sector de los cuestionamientos de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) por un déficit en reposición de infraestructura y de encuestas de ese organismo que revelan una fuerte caída en la satisfacción de los usuarios.
Afirmó que las empresas sanitarias están invirtiendo tanto en sus planes regulares como en proyectos adicionales y que esto se traducirá en unos US$ 1.500 millones en los próximos cinco años. Igualmente, respecto de la polémica por el cambio al Código de Aguas y las críticas formuladas por algunos gremios, como el agrícola, Galilea respaldó el proyecto del Gobierno, porque dice que garantiza el consumo humano. «Hay que mirarlo con altura de miras. La escasez de agua es una realidad», sostuvo.
-El titular de la SISS, Ronaldo Bruna, quien también arribó hace pocos meses a ese organismo, sostuvo que en materia de reposición de infraestructura de agua potable, las empresas sanitarias «están al debe». Esa visión es opuesta a los logros que ha destacado la industria. ¿Qué le parece?
«Eso es opuesto a lo que la industria sanitaria ha señalado, y lo curioso es que en el último informe de gestión del sector, y en los anteriores, los indicadores son todos sobresalientes. Las metas definidas a las empresas son de calidad y continuidad del servicio, con parámetros que se supervisan como en ninguna otra parte del mundo, salvo Reino Unido. Entiendo que en su llegada le puedan haber llamado la atención los niveles de reposición, pero esto hay que tomarlo en el contexto de la gestión de las redes».
«La buena gestión es el control, la anticipación a base de mediciones, para saber dónde se requiere ir cambiando, en lugar de recambios que afectarían a la ciudad por la destrucción de calles».
-En abril pasado, producto del temporal y las lluvias, se suspendió el servicio de agua potable en Santiago, luego ocurrió la rotura de una matriz en Providencia. ¿Son temas puntuales o revelan que hay algo que está funcionando mal en el sector?
«Los estándares en Chile están por sobre Latinoamérica y comparables con Reino Unido. En nuestro país se reúnen todas las catástrofes naturales, y ante ese tipo de cosas, la conducta de las empresas, la capacidad de reaccionar y reponer los servicios ha sido caso de estudios internacionales».
-Pese a los avances del sector, ¿por qué los niveles de satisfacción de los usuarios han caído 60% en los últimos seis años, según una encuesta de la SISS? Se cuestiona la relación precio-calidad del servicio. ¿Cómo ve esa situación?
«Las percepciones preocupan mucho a la industria, sobre todo cuando hay estándares tan exigentes. Los cumplimientos están cercanos al 100%, con parámetros definidos por la autoridad y muy exigentes. ¿Por qué se produce esa diferencia? Creo que hay un trabajo pendiente en las empresas, las que están analizando cómo mejorar esto».
-¿Cuáles son las inversiones que tiene prevista la industria?
«Hay cifras de los planes de desarrollo que dicen que para 2016-2018 serán unos US$ 854 millones. Pero además de eso hay otras inversiones que no están consideradas en esos planes, como la sequía y estanques para autonomía del suministro en las ciudades. En los próximos cinco años está considerado que habrá inversiones del orden de los US$ 1.500 millones. La mitad de eso va a temas de reposición de redes de agua potable; el resto es crecimiento y temas de aguas servidas. En algunas regiones, las firmas sanitarias son las que más invierten en la zona».
-¿Cómo ve el cambio al Código de Aguas que es resistido por ciertos gremios?
«Nosotros vemos que es necesario. El tema hay que mirarlo con altura de miras y ver que el país está enfrentado un desafío importante. La escasez del agua ya no es una percepción; es una realidad. El país estaba acostumbrado a escuchar de esto, pero no a vivirlo. Estamos viviendo un cambio profundo que no es transitorio y se necesita una política nueva para el tratamiento del agua de forma integral. Lo primero que hay que definir es la prioridad del uso del agua para el ser humano. Lo segundo, para poder hacer una gestión integral, es necesario que exista información y una institucionalidad que pueda guiar esto. Llamamos a hacer un análisis con altura de miras, con visión de futuro país».
-Hay gremios, como el agrícola, que temen que se expropien derechos de agua. ¿Usted lo ve así?
«Desconozco los temores. Es un cambio favorable para los consumidores, no solo para el sector sanitario, sino que para el país. La definición de prioridad en el uso de agua y que haya una gestión eficiente de un recurso cada vez más escaso, es fundamental para Chile. Estamos hablando de un tema país».
Obras
Inversiones en obras por US$ 5.404 millones sumaron las sanitarias entre 2000 y 2015.
»Chile es uno de los pocos países en el mundo, o el único en el mundo, que no tiene reconocido al ser humano como prioridad en el uso de las aguas».
»La gente aún no está acostumbrada a vivir con falta de agua. Hay algunas localidades que están a punto de quedar sin agua y se mantiene el servicio con camiones aljibe».
Fuente: El Mercurio