De acuerdo a la Ley General de Bases del Medioambiente y su Reglamento, para ejecutar proyectos o actividades que generan impacto sobre el medio ambiente se debe contar con una Resolución de Calificación Ambiental (RCA), que corresponde a una autorización que entrega el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Una RCA favorable certifica que el proyecto cumplió, en el proceso de evaluación, con los requisitos ambientales aplicables, incluyendo las medidas de mitigación y restauración. Paradójicamente, no es extraño que en algunos casos, aquellas medidas de compensación inicialmente factibles de realizar, y que resultaron en una RCA favorable, de pronto resultan inviables y la única solución propuesta es cambiar el compromiso inicial, como lo muestra el caso de Minera Los Pelambres.
El año 2004 fue calificado favorablemente el “Proyecto Integral de Desarrollo de Minera Los Pelambres (PID-MLP)”, permitiendo la intervención de bosque nativo en la Región de Coquimbo con los respectivos compromisos legales y ambientales. Entre los compromisos adquiridos respecto a los bosques hidrófilos, la empresa estableció la creación de dos áreas protegidas en virtud de la RCA Nº 038/2004 (5.735 hectáreas en Monte Aranda y 1.270 hectáreas en la quebrada Llau Llau), a objeto de efectuar la compensación, reforestando (135 hectáreas) y enriqueciendo (149 hectáreas) con especies hidrófilas.
Casi doce años después, el 4 de enero de 2016, la Dirección Ejecutiva del Servicio de Evaluación Ambiental declaró admisible la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto “Modificación parcial de las actividades de reforestación y enriquecimiento del PID-MLP y creación del Área Protegida Cerro Santa Inés para la conservación de la biodiversidad”, presentada por Minera Los Pelambres. La iniciativa considera modificar actividades que forman parte de las medidas de compensación ambiental que, en materia de biodiversidad vegetal, permitieron calificar favorablemente el “Proyecto Integral de Desarrollo de Minera Los Pelambres (PID-MLP)”. Entre las modificaciones solicitadas, se destacan:
1) Reemplazar las actividades de reforestación con especies hidrófilas (135 hectáreas) y enriquecimiento con especies hidrófilas (149 hectáreas), indicando que “son inviables de establecer en la región de Coquimbo”, por la conservación efectiva de los ecosistemas de bosque hidrófilos y esclerófilos (714 hectáreas) del predio Santa Inés, que forma parte de los Sitios Prioritarios para la Conservación de la Biodiversidad de Santa Inés y Costa de Pichidangui de la región de Coquimbo y Cerro Santa Inés – Cerro Imán de la región de Valparaíso.
2) Modificar la especie y el lugar de reforestación de 135 hectáreas de bosque hidrófilo en Monte Aranda, inviable de establecer en la región de Coquimbo, por 148,5 hectáreas de bosque esclerófilo en el fundo La Aguada (en la Comuna de Illapel).
¿Es esto una compensación real? Actualmente el artículo 100 del D.S. N°40/2012, del Ministerio del Medio Ambiente (Reglamento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental-SEIA), indica que “las medidas de compensación tienen por finalidad producir o generar un efecto positivo alternativo y equivalente a un efecto adverso identificado, que no sea posible mitigar o reparar. Dichas medidas incluirán, entre otras, la sustitución de los recursos naturales o elementos del medio ambiente afectados por otros de similares características, clase, naturaleza, calidad y función”. Durante el 2016, la iniciativa impulsada por Minera Los Pelambres, que busca modificar las actividades de reforestación y enriquecimiento del PID-MLP, ha recibido numerosas observaciones a este respecto (CONAF y Subsecretaría del Medio Ambiente, entre otras). Sin embargo, las mismas no han sido consideradas, permitiendo que continúe el proceso evaluativo del proyecto.
Por definición, la vegetación hidrófila está constituida por comunidades de plantas estrechamente relacionadas con el medio acuático o a suelos permanentemente saturados de agua. Pero no siempre tienen el mismo origen. Por ejemplo, el bosque eliminado por Minera Los Pelambres en el predio El Mauro era originado por saturación de aguas en la quebrada (bosque de canelo-chequén), mientras que los bosques hidrófilos del Cerro Santa Inés – Cerro Imán son originados por neblina costera. Es más, la superficie de bosque de olivillo-petrillo (hidrófilo) en el fundo Santa Inés es de 63 hectáreas (DIA), un área mucho menor a lo que se eliminó en el predio El Mauro. Básicamente, una de las modificaciones propuestas implica proteger, y no reforestar o enriquecer, un bosque hidrófilo de origen distinto y de menor superficie al que se eliminó anteriormente. ¿Es esto una medida de compensación equivalente? Claramente no lo es, pues el balance neto es una pérdida de 135 hectáreas de vegetación hidrófila que debe reforestarse. Aún cuando se protegería decenas de hectáreas de bosque esclerófilo, que crece en ambientes más secos y con especies más comunes de encontrar, esto no equivale a compensar un ecosistema que incluye especies de canelo-chequén, siendo el bosque más septentrional de su distribución en Sudamérica, el más denso de canelos de todo el Norte Chico chileno y una de las últimas formaciones de este tipo que queda en la Región de Coquimbo.
En otro punto se pretende modificar la especie y el lugar de reforestación de 135 hectáreas de bosque hidrófilo en Monte Aranda, inviable de establecer en la Región de Coquimbo, por 148,5 hectáreas de bosque esclerófilo en el fundo La Aguada. Pero, aún cuando se reforestaría decenas de hectáreas de bosque esclerófilo, esto no equivale a compensar un ecosistema de características, especies, calidad y funciones diferentes. En términos simples, esto es similar a tratar de compensar la eliminación de un ecosistema que cobija una población de loros tricahue, en peligro de extinción, por la compra de un área donde se cobijan tres poblaciones de zorzales, un ave más común. El valor y prioridad de conservación son totalmente distintos.
Si se aprueban las modificaciones que indica Minera Los Pelambres se establecería un precedente nefasto para futuras decisiones e intervenciones, y generaría efectos negativos en la conservación de aquellos recursos naturales escasos y de alto valor en Chile; podría eliminarse un bosque y compensar la pérdida con uno de otro tipo más común o de naturaleza distinta. Si se diera este paso se abriría una ventana a la subvaloración de los ecosistemas más escasos y frágiles en el país. De hecho, tal opción daría paso para modificar o reinterpretar el artículo 100 y 101 del D.S. N°40/2012, del Ministerio del Medio Ambiente (Reglamento del SEIA), incorporando la posibilidad de compensar con recursos naturales de clase, naturaleza y calidad distinta a los afectados por un proyecto, implementando un sistema de compensaciones “en otro tipo de ecosistema”. En efecto, y como la autoridad competente ha continuado con el proceso evaluativo del proyecto, las amenazas indicadas se están haciendo realidad. Es más, con la apertura que se está dando, aquellos proyectos que ven inviable el cumplimiento de sus obligaciones, o que se encuentran en incumplimiento de sus compromisos, se verían favorecidos con el precedente que se da en la evaluación de este proyecto.
Por último, se ha indicado que reforestar con las especies hidrófilas presentes en El Mauro es inviable en la Región de Coquimbo. Pero cuando se presentó el proyecto se aseguró que ello era factible. Desde un punto de vista legal y ético la empresa debe persistir en los esfuerzos de reforestar la superficie que corresponde al bosque intervenido, más allá de los costos que esto signifique, y si es necesario, buscar las condiciones más adecuadas para el establecimiento. Buscar sitios y evaluar todos los escenarios. Eso sin duda sería lo equivalente, una compensación real que limitaría por ahora aquella ventana a la eliminación de ecosistemas frágiles. Lamentablemente este no es el único proyecto que eliminó bosque hidrófilo en la región de Coquimbo, y con la aprobación de esta medida, se daría paso a una serie de solicitudes de proyectos que se presentaron y también aseguraron tener capacidad de compensar en otro lugar de la región.
Directorio Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo