«En Chile hay una crisis hídrica», afirma el director de la Dirección General de Aguas (DGA), explicando que el «agua ahora es un bien más escaso».
Seis regiones del centro y sur de Chile, donde vive el 68,5% de la población, viven bajo sequía ante una disminución de la lluvia provocada por el cambio climático, alertaron autoridades y expertos.
La situación afecta a unos 12 millones de chilenos, que habitan una superficie de casi 200.000 km2, golpeadas desde 2010 por un fuerte descenso de las precipitaciones, que ha reducido la capacidad hídrica de esas zonas en un 30%.
«En Chile hay una crisis hídrica», afirma tajante a la agencia AFP Carlos Estévez, director de la Dirección General de Aguas (DGA), explicando que el «agua ahora es un bien más escaso».
El cambio climático, que se deja sentir hace unas dos décadas en el centro y norte de Chile, ha provocado una disminución del 25% de las lluvias en esta zona, de acuerdo a datos de la DGA.
«En Chile central, el cambio climático, producto de la mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera tiende a un clima más seco», explicó a la AFP, Juan Pablo Boisier, investigador del Centro del Clima y Resiliencia de la Universidad de Chile.
Un fenómeno que debería incrementarse en las próximas décadas:
Según datos de la Dirección de Meteorología de Chile, entre 2030 y 2059 se espera un aumento promedio de 1,5 grados de las temperaturas mínimas y máximas del norte y centro del país, mientras que las precipitaciones caerían un 50%.
En contraposición, en la zona austral, donde se encuentra la Patagonia y la mayoría de los 24.000 glaciares que ponen a Chile como la tercera reserva mundial de agua, se espera un aumento de las lluvias en un 20%, dentro de los próximos 15 años.
¿Cómo se ve afectada la zona minera?
En el norte chileno, que alberga al desierto de Atacama, el más árido del mundo, se estima que al 2030 las precipitaciones se reducirían en un 80%.
En la zona se concentra la gran minería del cobre, del cual Chile es el mayor productor del mundo con un tercio de la oferta mundial, y que utiliza un 10% de la capacidad hídrica del norte chileno, muy por debajo del 70% que utiliza la agricultura.
Según el gobierno, el agua que usan las mineras es reciclada 11 veces, y algunas compañías están empezando a utilizar agua de mar.
«Vamos a obligar a los nuevos proyectos mineros a considerar uso de fuentes alternativas al agua dulce, que en este caso sería el agua de mar», afirmó Estévez.
Si bien las mineras son rigurosamente fiscalizadas, mediante una evaluación ambiental que deben tener para realizar sus operaciones, comunidades, principalmente indígenas, han presentado recursos judiciales ante la contaminación minera de ríos que los abastecen.
«La DGA tiene un sistema de vigilancia sobre las empresas minera, pero las pequeñas son más difíciles de fiscalizar», señaló Estévez.
El gobierno introdujo modificaciones a la norma de aguas que actualmente analiza el Congreso para una mayor fiscalización en el uso de este recurso, y endurecer las sanciones.
Fuente: T13