Quedó en evidencia que el fin del nuevo “sistema de transmisión para polos de desarrollo” es reimpulsar la generación hidroeléctrica en el centro y sur del país.
Esta semana la sala de la Cámara de Diputados deberá votar el proyecto que reforma la Transmisión Eléctrica. Aunque la ley crea un organismo operador independiente de los sistemas eléctricos, terminando con la opacidad y vulnerabilidad del sistema vigente, también innova en los sistemas de transmisión, creando dos nuevos sistemas: el primero para sacar energía de territorios con recursos naturales para generación eléctrica, los decretados como “polos de desarrollo” y el segundo para exportar electricidad.
Reconociendo la importancia de que el Estado planifique el desarrollo eléctrico, los diputados pusieron dos condiciones a la planificación energética centralizada: someter a “evaluación ambiental estratégica “esos polos de desarrollo” y segundo condicionar dichos polos a un 70% de generación mediante energías renovables no convencionales (ERNC).
No obstante el gobierno eliminó ambas medidas y quedó en evidencia que el fin del nuevo “sistema de transmisión para polos de desarrollo” es reimpulsar la generación hidroeléctrica en el centro y sur del país, con ello parar el proceso de diversificación ocurrido durante los ultimos años, y entregar el negocio a las 3 empresas generadoras que poseen mas de 80% de los derechos de agua no consuntivos en nuestro país. AES Gener, Colbún y Endesa que dominan el mercado eléctrico, no necesitan apoyo del Estado, ni subsidio de los chilenos (que pagarán la transmisión desde los polos de desarrollo).
Fuentes solares, eólicas y geotérmicas si son ERNC y permiten desconcentrar el mercado y diversificar la matriz en un contexto de cambio climático, donde será mayor la escasez hídrica y la competencia por el uso del agua en los territorios.
Es preocupante que mediante decretos de polos de desarrollo eléctrico, el Estado, realice un ordenamiento territorial priorizando la explotación eléctrica de las cuencas. La opción extractivista, ya probada en Chile con el caso del salitre y del cobre genera riqueza principalmente para grandes inversionistas extranjeros y elites económicas y políticas nacionales, dejando sólo pobreza en regiones.
Fuente: Estrategia