Un capítulo más del ocaso de HidroAysén se cumplió la semana pasada, cuando se realizaron los alegatos de las partes en el Tribunal Ambiental en Santiago. Lo que mas nos llamó la atención, es que los argumentos de la empresa, que busca revertir el rechazo a su EIA por el Comité de Ministros, en vez de ser técnico ambiental y referidos a las razones de ese rechazo, fueron por el lado de la critica a la institucionalidad y de su subordinación a decisiones políticas. Por otro lado, arguyeron que su proyecto había sido correctamente aprobado, lo cual había sido refrendado en la vía judicial por la Corte Suprema.
Por supuesto que olvidaron que la aprobación del 11 de mayo del 2011 también había sido subordinada a decisión política y que mientras ellos en la vía fáctica se ponían con fondos electorales, la ciudadanía en la vía democrática había dejado muy en claro que no quería represas en la Patagonia, voluntad que nunca bajó del 60%, lo que hace políticamente inviable el proyecto. Y para su mala suerte esta vez ¡al fin! la institucionalidad tuvo una respuesta técnico ambiental y democrática. También olvidaron los abogados de HidroAysén que sobre lo que emitió veredicto la Corte Suprema eran Recursos de Protección al verse afectados derechos constitucionales en la aprobación de la Resolución de Calificación Ambiental, pero, resulta que en ella hubo condicionamientos ambientales y sobre ella hubo reclamos al Comité de Ministros. ¡Sí, hasta hubo reclamos de la propia empresa! Y la decisión del Comité de Ministros fue precisamente sobre esos reclamos. Y los aspectos reclamados no eran subsanables, aparte que el EIA adoleció de ellos durante todo el proceso de información básica, por ejemplo, en lo que concierne a los potenciales relocalizados, de los cuales nunca se llego a saber ni siquiera quienes eran, nunca se concretaron las visitas y reuniones comprometidas, ni hubo catastro de los bienes afectados.
Y a propósito de la institucionalidad, estuvimos el martes 12, entre tranques de relaves, en una reunión citada por algunas familias afectadas por la contaminación de la Minera El Toqui propiedad de la transnacional belga (con sede en Suiza, donde no pagan impuestos) Nyrstar. Como se recordará, en septiembre del año pasado fue denunciada la muerte de bovinos que resultaron intoxicados con plomo y arsénico en el sector de los tranques de relave de El Toqui. La verdad es que no es la primera denuncia sobre contaminación por relaves ahí, esto es un hecho recurrente y ya hace mas de veinte años constatamos junto al seremi de Agricultura de ese entonces, Leopoldo Sánchez, el vertido de relave al río que fluye bajo los diques. Sin embargo suele pasar nada y el derecho a vivir en un medio ambiente sin contaminación ha quedado olvidado. En ese entonces había ahí un embalse, tal vez dos, ahora hay al menos tres, con pozones de agua filtrada a sus pies y también se ven varias piscinas decantadoras. Cuando llueve, el relave se rebalsa al río y cuando no se bombean de vuelta las aguas filtradas, se pasan al río. En tiempo seco y con viento, hay tormenta de polvo de relave. Y resulta que entremedio de todo eso hay campos y viven algunas familias pobladoras. Y resulta, que el ganado que murió intoxicado bebió de uno de esos pozones al pie de un dique. Y resulta que esa gente que vive ahí esta muy asustada y razones tienen, como que hay niños con problemas de aprendizaje y no saben cuan contaminados puedan estar ellos. Vale recordar que el efecto de los metales pesados a veces se traspasa a las próximas generaciones. Y vale recordar también, que existe precedente: años atrás el Instituto de Salud Pública reviso a los habitantes de Puerto Cristal y casi todos tenían su organismo contaminado con plomo. El viaje a esa reunión con el Presidente del Colegio Médico, gracias a cuya prospección sobre contaminación del lugar, logró que la institucionalidad se moviese al fin, ya fue interesante. Lo que apreciamos ahí, fue maquinaria de Vialidad arreglándole el camino a la minera y su tráfico constante de camiones pesados, el río ennegrecido aguas abajo de los tranques (más arriba sus aguas claras y limpias). Vimos además las eólicas y acceso a central hidroeléctrica y nos encontramos con una barrera de control en un camino que se supone es público.
La reunión resulto ser muy emotiva, con los servicios públicos con responsabilidad en el tema y el Gobernador presentes, en la cual la líder convocante, Gladys Vera y su tocaya hasta derramaron lagrimas tratando de que la institucionalidad asuma su rol, en que escuchamos frases como, “nos sentimos como una partícula mas del relave”, la petición de transparentar la información y denuncias de los participantes, sobre como la empresa abusa y se hace la desentendida, incluso sobre un contenedor con equipo radioactivo y almacenaje irresponsable de químicos. Los servicios públicos deslindando sus responsabilidades, que sus trabajo esta en sus sitios web y reconociendo que “hay cosas en que queda un vacío”. Francamente esperamos esta vez se tomen en serio eso de ser “servicio” y “público” y cumplan en evitar se vulneren los derechos constitucionales.
Como moraleja final entre lo de HidroAysén y lo de El Toqui: vale aprender que “mas vale prevenir que curar” y que una vez instalado el monstruo ya no hay mucho como defenderse de el.