Es preciso y urgente que el delegado de recursos hídricos, asuma la difícil tarea a cabalidad, ya que los diagnósticos en relación al agua en Chile, están hechos por muchos actores y por lo tanto llegó la hora de poner en práctica políticas sólidas en esta materia
En materia de aguas se han presentado múltiples problemáticas a lo largo y ancho del país en los últimos años. Entre ellas, la sequía producida por el cambio climático e intensificada por el fenómeno de la Niña, el desmesurado uso del agua y su contaminación llevada a cabo por la agroindustria, forestales y minería, lo que finalmente afecta considerablemente la vida de muchos chilenos que no tienen acceso a este vital recurso.
Es por ello, que hace algunos días Michelle Bachelet, nombró al economista Reinaldo Ruiz Valdés como delegado presidencial de recursos hídricos, representante que tiene rango de ministro y que deberá evaluar la situación del recurso hídrico en el país y así generar planes, programas, acciones y medidas que ayuden a remediar y corregir las diversas problemáticas.
Ante esta realidad, algunos puntos que tendrá que tener en cuenta el delegado presidencial, se ligan primeramente con el Código de Aguas de 1981 y la injusta situación que genera, ya que privatiza las aguas en Chile al dejar gran parte de su administración en manos del mercado, por lo tanto deja pocas herramientas al Estado para gestionar el recurso hídrico.
A su vez, tendrá que pronunciarse respecto a qué medidas se tomarán en cuanto al avance del desierto en el norte del país y las actividades de la gran minería que consumen grandes cantidades de agua en donde es geográficamente escasa y deja a muchos poblados y ciudades con estrés hídrico, accediendo a agua potable sólo a través de camiones aljibes.
En relación a la zona central, el delegado tendrá que manifestarse en cuanto al rol que juegan la agroindustria y las forestales que generan sequía para unos y campos verdes para otros, lo que además trae a colación la cuestión de la justicia ambiental que viene aparejada con esta situación. Hacer hincapié en relación a la disminución del agua por el riego y la acidificación del suelo y las aguas que producen los monocultivos de pino y eucaliptos.
En la zona sur las dificultades que plantea el recurso hídrico, se generan en relación a la construcción de mega represas que provocan el embalsamiento de los ríos y la modificación y pérdida del territorio. Son muchas las comunidades que se ven despojadas de sus tierras por la inserción de este tipo de energía, además de las consecuencias escénicas que provocan en el paisaje y el oligopolio en torno al agua que generan. Recordemos que la mayoría de los derechos de agua en la zona corresponden a las generadoras de energía.
En razón de todo lo anterior, es preciso y urgente que el delegado de recursos hídricos, asuma la difícil tarea a cabalidad, ya que los diagnósticos en relación al agua en Chile, están hechos por muchos actores y por lo tanto llegó la hora de poner en práctica políticas sólidas en esta materia, que de ser profundas tendrán que si o si cuestionar el actual sistema imperante, para así generar cambios sustanciales en relación a la legislación vigente y poner freno de mano al extractivismo de nuestra economía que esta dejando a gran parte del país con sed.
Por Pamela Poo, Cientista Política,
Coordinadora del Observatorio Parlamentario Ciudadano de ONG Chile Sustentable.