El Mercurio 27 de noviembre 2013.
Incluso el Pío XI de Campo de Hielo Sur, que era la excepción a la regla, ahora está experimentando un lento retroceso, lo que fue ratificado en una visita al área en agosto.
La gran mayoría de los grandes glaciares chilenos está retrocediendo o adelgazando. En su última visita a Campo de Hielo Sur realizada en agosto, el glaciólogo Gonzalo Barcaza observó que tanto el Pío XI como el Trinidad estarían experimentando un retroceso. El primero era la más conocida excepción a la tendencia nacional, que es la pérdida de volumen.
«En el Pío XI se abrió una franja del orden de unos 30 metros y el glaciar ha comenzado a adelgazar y retroceder en uno de sus costados. Hasta entonces el glaciar estaba avanzando e incluso botando árboles. Toda esa franja retrocedió y quedaron expuestos los troncos muertos que el glaciar sepultó», explica Barcaza a «El Mercurio».
El investigador, jefe de la Unidad de Glaciología y Nieves de la Dirección General de Aguas, DGA, estuvo en la zona realizando el inventario nacional de glaciares, cuyo informe técnico debería estar listo en enero.
El glaciar Trinidad también exhibe un incipiente adelgazamiento. «Allí se abrió una minifranja inferior a tres metros», detalla.
Andrés Rivera, glaciólogo del CECS, confirma que el Pío XI muestra un leve retroceso desde 2010 hasta la fecha, pero que se podría considerar dentro de las fluctuaciones que ha experimentado en las últimas décadas. «No es como el Jorge Montt (también en Campos de Hielo Sur), que ha retrocedido cerca de 2 km desde 2010». De acuerdo con los datos del especialista, el Calvo, Trinidad y otros glaciares de menor tamaño de Campo de Hielo Sur (en especial en su margen occidental), junto al Garibaldi en la Cordillera Darwin, en Tierra del Fuego, son de los pocos en el lado chileno que no han tenido fuertes retrocesos en la última década y se han mantenido con fluctuaciones como las del Pío XI.
En Argentina, el Perito Moreno tampoco ha retrocedido y fluctúa más o menos en la misma posición. «Al parecer, este año no hay ningún glaciar avanzando (creciendo) en la Patagonia, sin embargo, hay que chequear varios glaciares remotos antes de descartar esto en forma plena. Lo que sí se puede aseverar con certeza es que la gran mayoría sigue retrocediendo o adelgazando», dice Rivera.
El Pío XI es un glaciar de comportamiento atípico, asegura el experto: «Experimentó un avance fuerte en la década de 1920, cuando cerró un valle e inundó a un colono noruego de nombre Samsing». Luego retrocedió y el valle se vació. Pero en la década de 1960 volvió a avanzar y volvió a cerrar el valle, donde desde más o menos 1969 y hasta hoy hay un lago denominado Greve.
«Tras dicho avance, el glaciar fluctuó en pocos cientos de metros, hasta que alcanzó su máximo en 1992-1994, luego continuó con avances y retrocesos menores hasta que volvió a alcanzar un nuevo máximo en 2010», detalla el glaciólogo del CECS.
Recuadro : En tiempo real
Por primera vez este año la DGA cuenta con un monitoreo de glaciares en tiempo real. Hasta esta semana, ya llevaba instalados los instrumentos de medición automatizados en dos de ellos -Tyndall, en Torres del Paine, y Exploradores, en Campo de Hielo Norte- y planeaba sumar dos más -El Yeso y Bello, en la Región Metropolitana- antes de fin de año.
Los aparatos cuentan con alimentación por energía solar, registran los datos del glaciar y los envían cada una hora en forma de mensaje de texto, vía la red de telefonía satelital Iridium, hasta la DGA. «La idea es entender de mejor manera la interacción de la atmósfera con el glaciar y su derretimiento. Al tener esa información se puede determinar cuánta agua están aportando los glaciares», destaca Gonzalo Barcaza, de la DGA. La idea es que la red se extienda en forma inicial a ocho glaciares, incluyendo también algunos del norte, como el Tapado en Elqui.