Juana Beltrán, presidenta de la Federación Nacional de Agua Potable Rural, enjuicia duramente al Código de Aguas y cómo el Estado de Chile administra los recursos hídricos.
“Todos los dirigentes estamos luchando por un solo fin: la nacionalización del agua, que sea un bien de uso público para todos los chilenos y chilenas sin distinción de raza, de género o religioso”. Así lo ha venido planteando la presidenta de la Federación Nacional de Agua Potable Rural, Juana Beltrán, en diversos encuentros y seminarios que han abordado con distintos niveles de debate, la crisis hídrica que afecta a varios territorios de norte y sur de Chile.
A juicio de la dirigente, es necesario que se aborde la discusión de una nueva Constitución Política acorde a las necesidades, derechos y deberes de los ciudadanos y su acceso democrático al agua. Beltrán también acusa que la falta de conciencia y falta de voluntad de diputados y senadores ha sido un factor clave para no avanzar en mejorar la legislación relacionada con el uso del agua.
“Son personas en las cuales confiamos y le dimos nuestro voto, pensando en que íbamos a recibir apoyo incondicional para derogar el Código de Agua que nos perjudica enormemente y que tiene en este momento miles y miles de chilenos y chilenas sin una gota de agua. Es una vergüenza nacional, una vergüenza internacional”, dijo.
En este sentido, Beltrán manifiesta la necesidad y urgencia de visibilizar los dramas que deben enfrentar numerosos chilenos. “¿Hasta cuándo nuestras autoridades se despreocupan de nosotros como personas? Dicen que ante la Constitución somos todos iguales, pero no es así. Aquí los que ganan son los que tienen plata y el resto tienen que cargar la cruz como se les va presentando el día”, asegura.
Explica que miles y miles de chilenos que tienen derechos de agua que no ocupan y el Estado de Chile les cobra una patente que se paga UTM, “pero es lo mínimo”. Sin embargo, denuncia, en el norte se han secado ríos, esteros y vertientes; y se han sustraído aguas subterráneas como en el Valle del Quilimarí. “Por ejemplo, el Comité de APR Guangualí tiene un río seco, porque le sustrajeron el agua entera para llevárselo a lo alto de los cerros para las plantaciones de palto. Por eso es el dolor, por eso es la pena ¿cómo no es posible mirar más allá?”, resalta con molestia.
Acusa, además, el afán de las autoridades de mostrar a Chile como una “maravilla de país”, mientras que a nivel de las gestión de recursos hídricos, “esa maravilla se vuelve otra cosa”. “Es el único país del mundo que vendió los recursos hídricos en desmedro de los habitantes más humildes de nuestra patria”, agrega.
Finalmente, la dirigente, apela a la unión y a pedir con fuerza cambios de fondo. “No hay ley en el mundo que el hombre no pueda cambiar, se supone que la ley en la tierra la hacen los hombres, pero no es así”, dijo.