Existe consenso científico sobre que Chile es altamente vulnerable al cambio climático y que la principal amenaza es la escasez de agua. En este contexto, los glaciares son la única fuente que, sin costos, pueden reducir nuestra vulnerabilidad hídrica. En 2019, luego de una sequía prolongada de 10 años, estamos viviendo el invierno más seco en 70 años, con evidencias de grave vulnerabilidad hídrica, entre Atacama y Maule, y la declaración de emergencia agrícola por escasez hídrica de toda la zona central, donde se concentra la mayor parte de la población y de la producción agrícola e industrial.
Hasta ahora, al menos las regiones Metropolitana y de Valparaíso tienen un respaldo hídrico, debido a la abundancia de glaciares en las cabeceras de cuenca de los ríos Maipo y Aconcagua, que históricamente han aportado entre 30% y 70% de la recarga de caudales en verano y temporadas de bajas precipitaciones. Un estudio de la DGA en la cuenca del Río Maipo demostró que durante la grave sequía de los años 1968-1969 y 1981-1982, los glaciares aportaron entre 33% y 67% del caudal, lo que permitió mantener sin racionamientos el abastecimiento humano, industrial y de riego agrícola en la ciudad de Santiago y la RM. La investigación concluyó categóricamente que la contribución de los glaciares es extremadamente significativa en años secos; los que serán cada vez más frecuentes producto del calentamiento global. Por esta razón, es irrefutable la urgencia de proteger los glaciares de los impactos directos de las faenas mineras de Antofagasta Minerals, Codelco y AngloAmerican en los glaciares de las cuencas de los ríos Choapa, Aconcagua, Mapocho, Maipo y Cachapoal; además de prevenir la destrucción de los glaciares en la cuenca del Río Huasco, en caso de que se insista en explotar Pascua Lama.
Fue justamente la amenaza de Pascua Lama, en 2006, la que motivó diversas iniciativas de ley para proteger los glaciares como reservas estratégicas de agua dulce. Nuevas propuestas de ley fueron presentadas en 2014, ante la amenaza de ampliación de Andina 244 en la cuenca del Río Blanco, donde además de la destrucción histórica de glaciares Rinconada y Río Blanco, proponía intervenir 20 glaciares adicionales. La iniciativa legal más reciente se da en el contexto de la ampliación de faenas de Los Bronces, de AngloAmerican, en la Cordillera de Santiago, e intenta revertir el perjuicio ocasionado por la ministra Cubillos, al retirar el patrocinio del gobierno al proyecto que se tramitaba desde 2014.
En Chile, el 70% de la población se abastece de agua proveniente de las zonas cordilleranas y la recarga de los glaciares. La protección de estas reservas hídricas es crítica y estratégica en el contexto del cambio climático. No es legítimo ni éticamente aceptable que cuatro empresas mineras destruyan estos bienes públicos, que son reservas hídricas estratégicas. Protegerlas es un imperativo que permite reducir nuestra vulnerabilidad humana, ecológica y económica frente al cambio climático.
Martes 8 de octubre de 2019