Con la nueva área de trabajo sobre cuencas y documento que la inaugura, Ecosistemas busca relevar la importancia vital de las cuencas hidrográficas; es curioso que en las sociedades modernas existe, en general, un escaso conocimiento y valoración de estas extraordinarias configuraciones geográficas, que en muchos contextos son consideradas como las ‘células’ o unidades básicas de los territorios.
En la sociedad urbana las cuencas prácticamente no son percibidas, no están en el imaginario público y ciudadano, así como lo están hoy, por lo menos, los ríos. Las cuencas no figuran prominentemente en el discurso oficial del Ministerio del Medio Ambiente, de la Dirección General de Aguas, de la Comisión Nacional de Riego. Menos aún en el discurso de las empresas que desarrollan la hidroelectricidad, porque en este caso, claramente, no conviene la mirada sistémica de cuenca, sino la mirada reduccionista ingenieril/comercial del río como un ecosistema lineal ‘aprovechable’: sólo como un caudal de agua y su energía cinética que fluye allá abajo, al fondo de un valle, sin relación con el entorno.
En ámbitos gubernamentales, técnicos y académicos se habla de la necesidad teórica del “manejo integrado de los recursos hídricos a nivel de cuenca”, de la “gestión de cuencas”, y en años pasados existió en nuestro país la intención gubernamental de desarrollar “planes de manejo integrado de cuencas”, pero estas ideas e iniciativas han quedado en el papel. Los expertos en el tema del ordenamiento territorial, inexistente hasta hoy en nuestro país, postulan que éste debe hacerse en torno a las cuencas hidrográficas.