La oficina regional Cono Sur de la Fundación Heinrich Böll entrevistó al Obispo y Vicario apostólico de Aysén, Luis Infanti de la Mora.
En conmemoración al Día internacional del Agua, la oficina regional Cono Sur de la Fundación Heinrich Böll entrevistó al Obispo y Vicario apostólico de Aysén, Luis Infanti de la Mora, quien se destaca por su ferviente lucha para la recuperación del agua para las comunidades y territorios.
Monseñor Infanti lleva muchos años haciendo frente al actual modelo de desarrollo y a los graves impactos socioambientales y económicos que este provoca principalmente a los sectores más vulnerables de la sociedad. Su perseverante defensa de los derechos humanos logró, en el año 2011, junto a diversas organizaciones civiles y activistas, suspender el megaproyecto hidroeléctrico en Aysén, XI región Chile.
¿Qué lo impulsa para luchar para la recuperación del agua para las comunidades?
Mi principal motivación de lucha por el agua tiene que ver principalmente porque el agua es vida, entonces cuando hay comunidades que son privadas de este elemento tan esencial, se les vulnera su dignidad, su cultura, su vida, porque sin agua no hay vida y eso debería ser preocupación de todos los seres humanos, especialmente de la iglesia.
En cuanto la iglesia, ¿cuál es la postura que la institución debería asumir frente a los graves impactos que genera la usurpación de agua?
La iglesia, desde su misión esencial, debe ayudar a la población, a las autoridades y a los que tienen poder, a tomar conciencia de que la tierra es de Dios, por lo tanto nuestra responsabilidad es cuidar, amar, respetar y valorar toda su creación, sin creerse dueños, sino cooperadores para que toda la creación de Dios crezca en armonía y sea un bien de todos y no solo de algunos, marginando a otros. El papel de la iglesia es generar conciencia de estos valores éticos y espirituales, que no es solo una postura ecológica, es una postura eminentemente espiritual y religiosa. Frente a esto, en Chile podríamos hacer bastante más, pero nos falta mayor valentía e impulso como para facilitar una reflexión y una toma de conciencia más incisiva en la población.
¿Quiénes, a su juicio, son los principales responsables de la grave crisis hídrica que aqueja a muchas comunidades de Chile?
La mayor responsabilidad surge de la Constitución Política del Estado actual que favorece la privatización y mercantilización del agua, hiriendo gravemente los derechos humanos de nuestro pueblo. Existen personas que se aprovechan de este marco constitucional y del Código de Agua, fraguado en 1981. Me refiero a las grandes empresas, mineras, hidroeléctricas y empresas forestales, que privan el agua de nuestro pueblo. Estos grandes empresarios son personas vinculadas a influyentes poderes políticos y económicos. Uno ve que las autoridades que tienen en sus manos el poder político y económico en vez de servir al bien común, crucifican y sacrifican a las poblaciones a la falta de agua, marginándolos de este bien tan esencial. En este contexto, también existe una gran responsabilidad por parte del Estado que favorece y facilita estas situaciones de una tortura diaria para los pueblos que sufren la falta de agua.
¿Cuáles considera que son las principales acciones que deben realizar los movimientos sociales para promover la desmercantilización del agua en Chile, único país donde esté bien común es propiedad privada?
Existe una urgencia de educar a la población en el uso del agua pero sobretodo a que no se le considere como un elemento privatizado y de lucro. Que alguien se adueñe del agua, marginando a otros, es una grave ofensa a los derechos humanos, es por eso que sentimos que el agua más que un tema ético es considerado un tema económico, un tema mercantilista y eso debería ser profundamente cuestionado por las poblaciones, sobre todo por las más martirizadas por estas situaciones. Frente a esto, lo que hay que hacer es presionar desde la población, ojalá de manera no violenta, para que primero cambien las leyes. El pueblo debe expresar su indignación, que se entrevea que no es normal que hayan ríos secos, que no es normal que se les suministre agua a través de camiones aljibes, que no es normal que sean privatizados y sometidos a un comercio del agua. Esto es indignante, es un país desigual.
Con respecto a su rol en la suspensión de la instalación de las 5 represas en Aysén, ¿Cuáles fueron los principales obstáculos que enfrentó en ese proceso?
Las dificultades siempre han tenido que ver con los poderes, poderes económicos y políticos que presionaban y siguen presionando para creerse dueños de la tierra y del agua. Poderes que dentro de sus estrategias quieren convencer a la población que sus proyectos y emprendimientos son un bien, no solo para la población de Aysén, sino que para todo el país y eso es una gran mentira. Los grandes emprendimientos hidroeléctricos que se querían y que se siguen queriendo implementar en Aysén son motivo de destrucción, no solo de territorios físicos, sino del planeta. Consideremos que Aysén es un lugar privilegiado del mundo donde hay glaciares que mitigan fuertemente el cambio climático, entonces grandes emprendimientos en esos lugares destruirían con un ritmo mucho más acelerados estos pulmones acuíferos de la humanidad. Otra de las dificultades tiene relación con el bombardeo comunicacional por parte de estas empresas transnacionales que quieren concientizar a la población de que sus emprendimientos les otorgarán más fuentes laborales, más energía, etc. Siendo esto una falsedad, ya que hay otras alternativas mucho más sustentables para el cuidado del planeta.
Hace un par de días el Obispo Luis Infanti fue invitado por el por el Movimiento por la Defensa del Agua, Protección de la Tierra y Respeto al Medio Ambiente, MODATIMA a recorrer la provincia de Petorca, donde constató en terreno la grave situación de escasez que afecta a la comunidad, debido al sobreotorgamiento y usurpación de agua.
¿Cuál fue su impresión al visitar esta provincia y ser testigo de la grave crisis hídrica que les afecta?
Quedé muy impactado por las realidades en las que viven estas comunidades. Observé los ríos secos y también presencié las franjas de cerro que tienen abundante vegetación, por lo tanto significa que el agua ha sido acaparado por algunos, algunos que dentro de una sociedad mercantilista están robando agua a las poblaciones que son socorridas por camiones aljibes, donde mientras autoridades municipales cooperan por denunciar esta realidad, otras autoridades locales favorecen a los grandes empresarios para que roben el agua a las comunidades. Esto es un escándalo y una vergüenza nacional y sobretodo una clara evidencia de que la ley no es igual para todos.
Fuente: Cl.boell.org