Escribo este lunes frío y humoso para intentar ahondar otro poco en este problema energético, de equidad, de contaminación ambiental, de salud y por ende político.
La semana pasada se anunció con bombo y platillo la promulgación de la ley de equidad tarifaria eléctrica. ¡En buena hora! Claro que la rebaja de tarifa entra a regir recién a fines de año, cuando ya no hay humo. Eso, porque aun queda por ver como se efectuara el trasvasije de platas entre empresas, algo que tal vez se pudo haber avanzado en el año que duró la tramitación de la ley en el Congreso. Por otra parte, viendo como algunos sin hacer mucho se colocaban para la foto en esa promulgación, nos recordamos de cuando hace años, desde esta Coalición, hacíamos ver la injusticia de que en el Alto Biobío, al lado de la represas de Endesa, pagasen la tarifa eléctrica mas alta de Chile. Y por cierto algo parecido ocurre en otras zonas de sacrificio y las comunas donde la densidad poblacional es baja. Luego, fuimos nosotros quienes propusimos una tarifa única nacional, mientras había expertos y autoridades nacionales que ni siquiera sabían que fuera de las áreas metropolitanas de Santiago, Valparaíso y Concepción, donde se paga la tarifa mas baja, la tarifa es hasta mas del doble de alta. Una de las tantas inequidades internas en un país con altísimo índice mundial de desigualdad. En fin, por lo visto el gobierno no se atrevió a la tarifa única y armo esta ley en que seguiremos pagando 10% mas que en Santiago. Y eso porque homogeneizar el costo de las tarifas que bajan, implica un alza (menor) a muchos votantes que no ellos ni sus parlamentarios no están disponibles para la equidad, la cual para nuestra nación parece ser tema “ni ahí”. También da para pensar mal en que el objetivo de esta ley es incentivar zonas de sacrificio, al poder contar ahí con tarifa mas baja. Bueno, vale recordar además, que la Agenda y actual reforma energética es en su mayor parte producto también de las propuestas y estudios hechos por el Consejo de Defensa de la Patagonia y del logro de transparentar el debate energético con la campaña “Patagonia sin Represas”. No hace mucho, aun el tema se cortaba entre cuatro paredes entre las grandes empresas, con la sartén por el mango, y algunos funcionarios “de puerta giratoria” del gobierno.
Sin duda, la baja en la tarifa eléctrica en la Región de Aysén significa que de a poco empezamos a estar en condiciones para usar energía limpia. Y por cierto, Edelaysén tarde o temprano tendrá que adaptarse a ese mayor consumo. Explicaba el seremi de Energía, que calefaccionar todas las casas de Coyhaique con electricidad implica que la empresa no cuenta ni con las redes, ni la generación, como para surtirla. Eso si, lo calcularon con casas de 70 metros cuadrados y donde la calefacción (¿y las cocinas?) total sería eléctrica. Si bien ese calculo puede servir como para ir preparándonos para el futuro, en lo que nosotros insistimos, es en que si hay un pequeño calefactor eléctrico encendido todo el día y noche fría en una vivienda social (de harto menos que 70m2), se necesita mucho menos leña para subir la gradiente térmica en las mañanas y tardes, cuando son los “peaks” de humo. Si a eso le añadimos medidores inteligentes y tarifa diferenciada y menor nocturna, cuando sobra capacidad instalada, podríamos ir ayudando bastante a bajar la contaminación. Y eso no solo en Coyhaique, cuando midan por fin el aire, en Cochrane por ejemplo, van a ver que ahí también la contaminación esta por sobre la norma hace rato.
Y con respecto a uno de los ejes del Plan de Descontaminación, que es la parte combustibles –leña seca, la verdad es que si la institucionalidad, también la municipal, no colabora, no vamos a ver resultados positivos. Esto, porque el recambio de calefactores antiguos no incluye las cocinas a leña y que son probablemente el principal consumidor de leña y productor de humo de la ciudad. Por otra parte, hasta ahora la “leña seca”, al menos en experiencia propia, es una chacota que para lo que ha servido es solo para cobrar mas. ¡Y de “seca” nada! Es mas, en mi caso personal, la leña que me vendía antes Don Ramón Pradenas, cuando aun nadie hablaba de leña seca, si lo era. Mientras que ahora que compro “leña seca”, me chorrea el agua y la creosota por todos lados. O sea, si no nos ponemos serios en esto, así como con exigir combustible de calidad al entregar bonos estatales, el Plan va directo al fracaso. Es mas, si no se ordena este asunto con regulaciones, como considerar la leña como combustible, fiscalizar si la leña seca lo es y que tenga Plan de Manejo y contemos con la Ordenanza Municipal de la leña, que el Concejo y Alcalde “chutearon” ¿o sabotearon? para el 2019, no vamos a conseguir disminuir el humo. Seguramente nuestros políticos municipales pensaron bien intencionadamente en que con esa ordenanza iban a perjudicar a los leñeros informales, esos que venden leña verde y supuestamente seca, y tal vez a muchos campesinos que viven de eso. Tal vez pensaron que podía subir el precio. Pero no pensaron en que eso es un “tiro por la culata” para un combustible que podría ser el mas sustentable. Lo es porque se esta desprestigiando la leña. Lo es, porque si seguimos así los leñeros igual se van a quedar sin pega al haber piso para reemplazarla por calefactores sin leña o subsidio eléctrico o por gas. Lo es, porque “chuteando para adelante”, nunca se ha solucionado algún problema. Y lo es, porque los costos económicos, en salud y políticos del humo son mayores a aquellos de las ganancias impropias de algunos leñeros que no son capaces de adaptarse a un combustible de calidad. Eso, aparte de que suponemos se darán cuenta que la fama de ciudad mas contaminada de America, es para nada de positiva. O sea es pura miopía. Por lo demás, fue el “bono leña”, consecuencia del Movimiento Social de Aysén, el que hizo subir el precio de ésta y no su regulación.
Y respecto a que si no cuidamos que la gente de campo tenga ingresos con esa leña y migren hacia la ciudad, es cosa de ver, por un lado, si esa gente vive realmente en el campo y por otro que vivir en la ciudad se esta volviendo bastante mas desagradable, con el humo y con la cantidad de restricciones que hay, que en el campo. Y por cierto, en esto nuevamente aparece el eje urbanístico y de ordenamiento territorial del que el Plan está falente. Todo un tema en el cual habría que ahondar.