Cargadas al femicidio y el peor de todos, aquel de la Madre Tierra, han estado cargadas las noticias de los últimos días.
Mientras en la Zona de Catástrofe de Chiloé llevaban mas de dos semanas manifestándose y dejando en claro que el sentir que hay de fondo es que el “desarrollo” que han sufrido durante las últimas décadas con el modelo extractivista en el cual en los territorios sacrificados queda solo pobreza y contaminación, es el que no da para mas. A tanto, que el gobierno, para nuestro asombro, esta ofreciendo como solución ocuparse ¡ahora! en buscar mayor sustentabilidad. Por otra parte, ha sido notable la desconfianza que hay hacia la institucionalidad y hacia algunos gremios de profesionales “científicos”, que han pretendido bajarle el perfil a la crisis y cargarle las culpas solo a la Corriente del Niño y a la marea roja. Por cierto que cuando mencionan entre las causas de la crisis la eutrofización, hacen lo posible en evitar mencionar que esta proviene principalmente de las salmoneras. La cuestión es que se hacen un pésimo favor al prostituir a la ciencia, la cual así, como la academia, se desprestigia y pierde credibilidad. Que eso ocurra con los políticos, es más o menos lógico, pero que ahora ocurra con ellos es pésimo, porque se van perdiendo los últimos bastiones incorruptos y creíbles del país. A propósito, de los fondos Conicyt de los últimos diez años, 725 millones han ido a estudios de productividad salmonera y solo ochenta (14%) a los efectos biológicos de esa industria (estudios que son demoledores). Y a investigación sobre marea roja fueron 200 millones. A su vez están también los US$ 120 millones de la Corfo por virus ISA a los salmoneros. En todo caso, por todo lo que se ha sabido, aun hay hartos aspectos poco claros de esa crisis ambiental-cultural y social, y que la autoridad coludida con la salmonicultura, que duda cabe, trata de esconder. Eso en cuanto a Chiloé.
¿Y que pasa en Aisén? Resulta que cuando se observan los antecedentes del mes de abril de este año del IFOP, en nuestra región hay tres veces más marea roja que en aquella de Catástrofe y sin embargo los pescadores de Melinka, Marin Balmaceda y las Huichas, como que no existieran. Es mas, en Quellón denuncian que la marea roja llego ahí en marzo del 2009 en wellboat salmonero desde Aisén, con la anuencia de funcionarios de Sernapesca. ¿Y como llegó a Aisén desde Magallanes? ¿Y como llegó a Magallanes en 1972, aparentemente desde la Península Valdés? Al menos el Alexandrium catenella, el plancton con tóxico paralizante y que es aquel que causa la catástrofe, es una especie exótica invasiva (procedente de la costa oeste de Estados Unidos). Algo así como el visón en tierra. Y al igual que con el visón, la institucionalidad fracasó rotundamente en su control. Y de los otros plánctones de marea roja e invasión de algas se sabe menos aun. Es más, según oficio Sernapesca Nº 78931 de abril 2016, hubo doce centros salmoneros del litoral norte de Aisén afectados por el “Bloom de algas” que provoco la mortandad de salmones en el verano, al igual que mas al norte. Con la diferencia de que allá se sabe que una parte de esos salmones descompuestos (y dicen con químicos) fue la que se vertió al mar causando aparentemente parte de los daños ocurridos y la indignación en Chiloé. ¿Y que pasó con los salmones muertos de esos doce centros aiseninos? Silencio total. Y a propósito ¿qué pasó finalmente con el centro naufragado del Canal Ninualac de lo que nunca más se supo? ¿No habrá “naufragado” por este motivo?
En estos días de crisis en Chiloé, nos hemos enterado, nuevamente, de mas de algún desastre salmonero en nuestra región, basuras y basurales por doquier (inclusive sumergidos), escapes y soltada de salmones por millones, abuso de antibióticos y pesticidas, lavado de redes contaminante, matanza de lobos marinos, abusos con su personal, escaso o ningún respeto y aporte a comunidades (no es casualidad que los alcaldes del litoral no los quieran). Se suma la sobreexplotación de hasta en un 300% de pesquerías para producir alimento de salmones, la sobrecarga de salmoneras provocando fondo anaeróbico, incumpliendo sus propias declaraciones y resoluciones ambientales, la instalación en áreas protegidas y un cúmulo de irregularidades mas. Hoy hay quienes proponen como solución mayor regulación, como normas secundarias del agua ¡Pero si aquellas que ya hay no las cumplen y nada pasa, qué sacamos con mas regulación! De los principios preventivo y precautorios de las leyes de pesca y acuicultura y del ambiente, cero. Sustentabilidad cero de esta privilegiada actividad que ha contado con todo el respaldo estatal posible, al punto de llegar a permitirles hipotecar sus concesiones, privatizando el mar. Para que hablar de fiscalización. Y eso para ir de crisis en crisis, sin aprendizaje, provocando catástrofe, tras catástrofe, como la actual.
Y si todo esto fuera poco, como efecto de la crisis chilota, el mar regional corre serio peligro de ser utilizado de válvula de escape para “relocalizar” mas salmoneras aun, así como hacia Magallanes. Esto ya ocurrió con la crisis del ISA. Y también de sobreexplotar mas aun las pesquerías, como aquella del erizo y ampliar la Zona Contigua para mantener operando la flota pesquera de mas al norte. El proyecto de nuevo gran puerto en Quellón no es casual. Ese puerto siempre ha sido para descargar pesca proveniente de Aisén (60% o mas de los bentónicos extraídos en la región y buena parte de los salmones).
Y pensar que este es el último mar del planeta en ser “explotado”, para el fracaso y catástrofe, priorizado en su tiempo como de importancia para la conservación mundial (WWF, 1995, TNC/USAID, 1999). Cuando bien podría haber sido un uso ejemplar, con amor y sabiduría, de forma sustentable, para que nuestros hijos y nietos también puedan conocer y contar con el privilegio de sus virtudes y beneficios.