Este fin de semana y hasta hoy 29 comunas de la Región Metropolitana sufrieron cortes de agua potable. Para prevenir una emergencia sanitaria el gobierno suspendió actividades en todos los colegios, industrias y lugares de trabajo que no puedan proveer servicios básicos de agua potable y alcantarillado. En consecuencia, además de los problemas domésticos, los cortes de agua potable han significado tremendos costos personales, económicos y sociales.
¿Porque estamos sin agua? Porque una vez más la empresa concesionaria del agua potable de Santiago demostró su incapacidad para suministrar agua a sus clientes, en la calidad que establece la concesión y las normas vigentes. Desde el viernes pasado, dada la turbiedad del agua en los ríos Mapocho y Maipo por una lluvia de sólo 40 milímetros, largamente anunciada, la empresa redujo en 60% la producción de agua potable a sus clientes en la región.
No es la primera vez que ocurre esta situación. Desde febrero de 2013, lluvias calientes ocurridas en la alta cordillera han generado una turbiedad adicional en el río Maipo, donde Aguas Andinas viene prometiendo desde hace 4 años las obras para enfrentar la turbiedad y dar seguridad al abastecimiento, pero los cortes continúan.
Hoy con el calentamiento global toda precipitación cae en forma de lluvia y por ello arrastra más tierra y sedimentos. El gobierno sabe esto, ha firmado compromisos para adaptarse al cambio climático, la empresa también lo sabe. Pero nada hacen y no sólo vivimos en la inseguridad hídrica por la sequía, sino por la falta de infraestructura para abastecer a la región de agua potable.
Adicionalmente en el caso del río Maipo, producto de los caminos y túneles que desarrolla el proyecto Alto Maipo, existe gran cantidad de material de acopios de tierra suelta y material de descarte en las laderas del Cajón del Maipo, lo que agrava los problemas de arrastre de sedimento y turbiedad de las aguas del rio Maipo que abastece el 70% del agua potable de Santiago.
Esto formó parte de la evaluación ambiental de dicho proyecto, pero al parecer ni AES-Gener, ni Antofagasta Minerals, ni Aguas Andinas, ni el gobierno toman en consideración las consecuencias de sus acciones y decisiones, con lo cual lo único esperable es que Santiago día a día se torne hídricamente más vulnerable.
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