Varios años de sequías extremas aseguraron que Australia se convirtiera en experto en uso eficiente y sustentable del agua.
David Griggs, director del Instituto de Sustentabilidad de la Universidad de Monash, Australia, y ex miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, es especialista en desarrollo sostenible del agua y vino como expositor al Foro de liderazgo económico Australia Chile.
Griggs recordó que “a nivel mundial utilizamos alrededor del 30% del total de agua renovable accesible y esa cifra está creciendo rápidamente, por lo que se estima que para el año 2025, 48 países se verán afectados por la escasez de agua, impactando a alrededor del 35% de la población mundial”.
Más que priorizar un uso o requerimiento sobre otro, comentó, es urgente que cada sector “mejore la forma en que el agua es administrada y utilizada de modo que haya suficiente para todos”.
En el caso de Australia, las sequías llevaron a cambios regulatorios y a que el gobierno federal ejecutara un programa de readquisición de derechos del agua.
Al mismo tiempo, explica Griggs, se diseñaron nuevos planes para las principales cuencas de ríos como el Murray Darling, que proporcionaran un mejor equilibrio entre los usos, incluidos los caudales ambientales. “Se aprendieron muchas lecciones de la reciente sequía. Por ejemplo, en las zonas rurales se ha ejecutado un importante programa para tratar de reducir pérdidas de agua, tales como la reducción de filtraciones y cobertura de los canales de riego para evitar la evaporación. Las restricciones de agua apoyadas por campañas de información han demostrado ser muy eficaces para que la gente reduzca el uso diario del agua”, dijo.
Al igual que en Chile (y el resto del mundo) el principal consumidor de agua en Australia es la agricultura, con casi el 70%.
La adopción de nuevas técnicas ha hecho que desde 2003 la cantidad de agua destinada a la agricultura de riego se haya reducido casi a la mitad, mientras que al mismo tiempo la productividad casi se ha duplicado. La minería se ha visto “bajo las mismas presiones que otros usuarios para utilizar el agua de manera más eficiente, mediante la adopción de nuevas tecnologías, procesos más eficientes, incorporando la reutilización y el reciclaje”, comentó.
La mayor parte del agua se utiliza a nivel local, explicó, de modo que hay mucho que todos los países pueden hacer para gestionar el agua de manera más eficiente. “Australia y Chile tienen muchos retos y oportunidades en común por lo que hay muchas maneras en que el trabajo conjunto podría ser beneficioso”, señaló, agregando que por ejemplo, “Chile podría trabajar con plataformas y redes de investigación existentes y fondos de investigación conjunta, reunir estudiantes de doctorado y post doctorado tanto para aprender como para contribuir a soluciones futuras. Chile también podría invertir en su sabiduría de innovación económica a través de proyectos tales como Ingeniería 2030… de los cuales Monash es un socio internacional invitado por la Universidad Católica”.