Hoy la Presidenta Bachelet se encuentra en Nueva York, en la Cumbre Mundial de Cambio Climático de la ONU, a la espera de su turno para hablar de los desafíos que tiene Chile en torno a este fenómeno. En este contexto omitir el tema de la protección de los glaciares es imposible. Los glaciares que Chile posee constituyen una piedra angular de cualquier estrategia para enfrentar el Cambio Climático en el país. La pregunta es –finalmente– cuándo concretará la Presidenta su compromiso y hasta qué punto cumplirá.
Recordemos que el 21 de mayo por primera vez en nuestra historia la máxima autoridad de la nación se comprometía con apoyar una Ley de Glaciares para Chile. Luego de años de denuncias de comunidades afectadas, de deportistas y entusiastas de montaña, de científicos y académicos y de la creación de una “República Glaciar” fundada en los 23.000 km2 de glaciares desprotegidos, finalmente se rompía el cerco de la indiferencia y el tema cobraba relevancia para Chile y la Presidenta de la República lo incluía en el mensaje presidencial, a tres meses de asumir el mando.
Puras buenas noticias, dirían por ahí. Pues casi. Hay quienes no quieren un proyecto de Ley de Glaciares. ¿La razón? La misma de siempre: les duele el bolsillo. Y cuando les tocan el bolsillo, se quejan.
En sus exposiciones en la misma Cámara de Diputados las autoridades del Consejo Minero y la Sociedad Nacional de Minería fueron claras: no quieren una Ley de Glaciares, y si tiene que haber, pues que deje las cosas a la buena fe. Se lo han hecho saber a la Presidenta invitándola a eventos y al gobierno en reuniones que han sostenido con sus secretarios de Estado. El problema es que así es como ocurren desastres como Pascua Lama, o como los que amenaza con repetir la División Andina de Codelco (Andina 244) a unas pocas decenas de kilómetros del centro de Santiago.
Con las cosas como están, esto es el fin de los glaciares.
Para esto es que necesitamos que Michelle cumpla su compromiso. Hoy existen diversos proyectos de Ley en el Congreso que abordan la protección de glaciares, pero hoy sólo uno contiene lo que hemos llamado las 5 estrellas de la protección de glaciares: el proyecto de la Bancada Glaciar en la Cámara de Diputados. Ese proyecto es claro: todos los glaciares deben ser protegidos y resguardados –así como aquello que permite que ellos se conserven– de toda actividad que los vaya a afectar o los esté afectando y que su resguardo como bien público sea de responsabilidad del Estado. En resumen, es un proyecto que no permite destruir glaciares en forma legal, como se está haciendo hoy, donde ha quedado demostrado con diversos estudios que revelan, por ejemplo, botaderos de estériles mineros sobre nuestros glaciares.
Este proyecto de Ley de la Bancada Glaciar de la Cámara de Diputados señala que si todos los glaciares quedan protegidos, aquellos proyectos que están aprovechándose de ese vacío legal deben ser modificados previa auditoría. La razón es clara: hay que resguardar los glaciares que aún quedan. Es decir, el proyecto ya contiene en lo grueso las “5 estrellas” que necesitamos. Justamente por eso hoy lo que necesitamos es que el Gobierno patrocine esta iniciativa en la Cámara y que con ello no quepa duda alguna del compromiso de Chile con sus reservas de agua.
Para abrirle camino al Gobierno en su compromiso, este proyecto ha logrado avanzar de forma rápida y expedita y tuvo una votación unánime en su revisión general en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara. Por esa misma razón varias organizaciones y la Bancada Glaciar, liderada por el diputado Daniel Melo, se reunieron la semana pasada con el ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, y el Director General de Aguas, Carlos Estévez, para insistirles en que el gobierno aproveche ese camino para indicar su posición y respaldar la protección efectiva de los glaciares que aún existen en Chile.
Asimismo, Joaquín Villarino, presidente del Consejo Minero, que agrupa a las grandes empresas que operan en Chile, fue bastante claro en El Mercurio en relación al descontento que produce a los inversionistas saber que en Chile las cosas parecen estar cambiando: “Si a la reforma tributaria se le suman iniciativas de modificación al marco jurídico de los derechos de aguas, de la protección de glaciares, de las concesiones de exploración minera, del trabajo en altura, de la implementación de la consulta indígena, de la participación ciudadana y de la legislación laboral, entre otras, se constata que hay razones suficientes para explicar la aprensión de los inversionistas”. Sin arrugarse.
Sin agua no hay crecimiento ni economía, así que un criterio sustentable realista supone resolver cuanto antes el vacío legal que existe, pues lo que está en juego es –literalmente– el futuro de glaciares que alimentan los ríos de las zonas más pobladas de Chile, ni más ni menos.
En esto estamos. ¿Escuchará la Presidenta la voz de la gente que pide que se resguarden los glaciares? ¿Cederá a las presiones de los inversionistas que han iniciado la campaña del terror para detener la protección de los glaciares? ¿Legislará “en la medida de lo posible”? Michelle, desde la República Glaciar esperamos cumplas tu palabra. Nosotros hemos sido claros, ahora avancemos.