En Chile, cada segundo ingresan 25.207 metros cúbicos de agua al mar. La mayor parte de este aporte lo hacen las regiones del sur del país. Esto se convierte en un problema cuando existen 108 comunas del norte de Chile con decretos de emergencia agrícola por sequía y cuando otras 10 comunas de la Región de Coquimbo fueron declaradas como zona de catástrofe.
Ante este escenario, surgió una iniciativa privada que busca rescatar un porcentaje de esta agua que llega al mar y trasladarla al norte, a través de ductos.
Se trata de una “carretera hídrica”, proyecto de la empresa francesa Vía Marina, el cual la semana pasada dio un importante paso, cuando la Comisión Nacional de Riego (CNR) llamó a licitación, a través de Mercado Público, el desarrollo de un “Diagnóstico de la Demanda Potencial Hídrica en el Norte de Chile”.
El estudio busca establecer, entre Arica y Valparaíso, la superficie potencial bajo riego por aumento de la disponibilidad del recurso hídrico, los tipos de cultivo que se verían beneficiados, los metros cúbicos requeridos, los costos de obras civiles para llevar el agua a los puntos requeridos y cuantificar la rentabilidad de la superficie.
Según el secretario ejecutivo de la CNR, Felipe Martin, a futuro se ven menos precipitaciones y temperaturas más altas. Por lo mismo, “teníamos que buscar una solución”, haciéndose más necesario “buscar una manera de conectar el país, sabiendo que teníamos un banco del recurso hídrico en el sur y el norte tiene el requerimiento”.
Con esto, viajaron a California, donde existen 5.000 kilómetros de tubería y todos los ríos del país están embalsados. Luego viajaron a Australia, donde hay 1.500 kilómetros de tuberías y una capacidad de almacenamiento de agua 10 veces superior a la chilena.
Paralelamente, llegó este proyecto de Vía Marina, “cuya solución es bastante atractiva”, explica Martin, ya que busca conectar al país por el lado costero.
Miniembalses
La ruta hídrica consiste en tomar el agua en la desembocadura de los ríos, para no afectar la normal demanda que se produce en su trayecto entre la cordillera y el mar. Luego se retiene en miniembalses, para transportarla a través de una tubería submarina hacia zonas que la requieran, ya sea para uso agrícola, minero o sanitario, sin descartar ninguno, ya que a mayor demanda, menor será el costo final del metro cúbico.
Aún no se establece de qué cuencas se podría extraer el recurso y tampoco adónde se podría trasladar, materia que podrá dilucidarse cuando se sepa el resultado del estudio que se está licitando. De existir la demanda suficiente, el proyecto entraría en etapa de prefactibilidad, luego factibilidad, diseño, aprobaciones ambientales y su construcción.
Según explicó Martin, la iniciativa permitiría captar hasta 30 m3/s, es decir, sólo el 1,2% del agua que llega al mar. Además, existen costos estimados de entre US$ 0,5 y US$ 0,7 por metro cúbico. Precio que, según el experto, permite mantener la rentabilidad del negocio agrícola, que consumiría el 78% del volumen transportado.
Este es un proyecto a largo plazo, pero Martin no descarta que más adelante se pudiera desarrollar un sistema similar. Al respecto, para evaluar esta y otras alternativas, el 27 de septiembre la CNR realizará la segunda Cumbre Internacional de Sustentabilidad Hídrica: Monitoreo y Gestión del Agua.
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